[1] También hay temores ante la globalización en los países subdesarrollados. Su análisis no forma parte del presente estudio.
[2]
Sobre la división del trabajo con constituyente de la cooperación
social y la naturaleza y significado de su progreso o disminución, ver
Ludwig von Mises S
ocialism: An Economic and Sociological Analysis (New Haven: Yale University Press, 1951) páginas 28–313 (publicado en España como
El socialism : análisis económico y sociológico
–Madrid: Unión Editorial, 2003–). Para una explicación de las ventajas
de la producción bajo la división del trabajo, ver George Reisman
Capitalism: A Treatise on Economics (Ottawa, Illinois: Jameson Books, 1996), páginas 123–128. (En adelante, nos referiremos a este libro simplemente como
Capitalism).
[3]
La población real del mundo es actualmente de 6.500 millones. Pero
6.000 está lo suficientemente cerca y es más fácil de tratar.
[4]
El concepto de demanda de los economistas clásicos resulta tener poca o
ninguna aplicación al nivel de una industria o empresa individual, pues
la cantidad de gasto para comprar bienes o servicios en esos casos no
puede darse nunca por supuesta. Hay muchos casos en que doblar la oferta
ocasionaría una reducción en los precios mayor que la mitad y muchos
otros en que ocasionarías una reducción muy inferior a la mitad. En
terminología contemporánea, el resultado depende de la “elasticidad de
la demanda”, concepto que ignoraban los economistas clásicos. La razón
real por la que el concepto clásico de demanda no es aplicable al nivel
de la empresa o industria individual es la existencia de competencia
entre las distintas empresas e industrias. Un cambio en el precio de
cualquier bien o servicio en relación con otros, ocasiona cambios en su
capacidad de competir con ellos y por tanto ocasiona cambios en el
patrón de gastos entre los distintos bienes y servicios. Pero al nivel
del sistema económico en general, todos esos cambios en competencia y
gasto se compensan. Si la gente tiene la misma cantidad de dinero y las
mismas preferencias respecto de guardar el dinero, su gasto total
agregado, independientemente de cómo se distribuya entre los distintos
bienes y servicios individuales, tenderá a mantenerse igual,
independientemente de la oferta agregada de bienes y servicios
producidos y ofrecidos en venta. Esta conclusión es consistente con la
teoría cuantitativa del dinero, que sostiene que, si todo permanece
igual, el volumen de gasto en el sistema económico viene determinado por
la cantidad de dinero en él. De esta teoría se sigue que, si todo
permanece igual, el gasto agregado será el mismo si la cantidad de
dinero sigue siendo la misma.
[5] Puede verificarse fácilmente con una calculadora o una hoja de cálculo que 1,03
100 es igual a 19,21, que no es muy inferior a un incremento que multiplique por 20.
[6]
La situación no sería realmente de depresión. Esto ocurre porque la
disminución en el gasto no sería general, es decir, no se aplicaría el
sistema económico en su totalidad. Sería una importante disminución
gradual en buena parte de sistema económico respecto de la totalidad.
Como hemos visto, la economía en el resto del mundo ganaría
monetariamente en los mismos términos en que perdería el Primer Mundo.
Una buena analogía en parte sería el relativo declinar de la agricultura
que acompañó al proceso de industrialización en los siglos XIX y XX
dentro de los países de Primer Mundo.
[7] Debe recordarse que 5/24 dividido por 1/240 equivale a 5/24 veces 240, que se reduce a 5 veces 10.
[8]
Aquí hay que recordar que 4, o más precisamente 4 y 1/6 dividido por
1/240 equivale a 4 y 1/6 veces 240, lo que, por supuesto, es 1.000.
[9] Los
Principios
de Ricardo tienen específicamente un capítulo que se titula “Valor y
riquezas, sus propiedades distintivas”, pero su mejor ejemplo aparece en
la Sección VII del capítulo I, donde muestra cómo todos los miembros de
la sociedad pueden hacerse más ricos, incluso aunque los beneficios y
salarios totales se muevan en sentidos opuestos.
[10]
El incremento inflacionario en la oferta de dinero es un factor que
opera obstaculizando el progreso económico. Para una explicación, ver
Capitalism, páginas 922-950.
[11]
La existencia de papel moneda, incluyendo diferentes divisas para cada
país, no afectaría esencialmente a la proporción en la que la oferta
monetaria global se distribuiría entre los distintos países, ni al
tamaño relativo de los PIB respectivos. La depreciación del tipo de
cambio compensaría los incrementos en la cantidad de dinero del país,
impidiendo así ese incremento aumentando la porción de la oferta
monetaria global del país o del PIB global. De hecho, la depreciación en
el valor de tipo de cambio de las monedas de países con niveles
especialmente rápidos de incremento sería tan grande como para reducir
la proporción de la oferta monetaria mundial representada por sus
divisas por debajo lo que sería en otro caso y lo mismo pasaría con su
PIB. Para una exposición detallada, ver
Ibíd., páginas 940-941.
[12] En realidad, es el título de Capítulo III del Libro I de
La riqueza de las naciones.
[13] Todas las cifras se han elegido simplemente para ilustrar el principio. Pueden ser muy distintas de las del mundo real.
[14] He tomado este ejemplo de médicos y especialistas y sus posteriores implicaciones de
Capitalism, páginas 359-360.
[15] Ciudades de origen de Wal-Mart y Microsoft, respectivamente (N. del T.).
[16] En relación con este proceso de acumulación del capital, ver
Capitalism, páginas 557 y 622-642.
[17] Sobre este aspecto, ver Ludwig von Mises,
Human Action, 3ª edición revisada (Chicago: Henry Regnery Company, 1966), páginas 496-499, publicado en España como
La acción humana: tratado de economía (Madrid: Unión Editorial, 1995).
[18]
Una fundamento esencial de estas altas tasas de ahorro e inversión es
la seguridad de la propiedad privada y del cumplimiento de los
contratos. Está por ver hasta que punto puede confiarse en que China
cumpla este requisito, dadas las raíces comunistas de su gobierno. Las
recientes declaraciones del actual Presidente de China, Hu Jintao,
acerca de construir una “sociedad socialista armónica” y las actuaciones
de gobierno chino para dar más poder a los sindicatos no presagian nada
bueno.
[19] David Ricardo,
Principles of Political Economy and Taxation, 3º. ed., rev. (Londres, 1823), cap. XX. Publicado en España, entre otros, como
Principios de economía política y tributación (Madrid: Ediciones Pirámide, 2003).
[20]
El propio Ricardo parece haber anticipado el temor del Dr. Roberts. No
siempre se dio cuenta de las implicaciones de su doctrina o las aplica
consistentemente. En una pasaje de su capítulo “Sobre el comercio
exterior” escribió: “Sin embargo, la experiencia demuestra que la
inseguridad imaginada o real del capital, cuando no se encuentra bajo en
control inmediato de su propietario, junto con el rechazo natural que
todo hombre tiene de abandonar su país de nacimiento y sus amistades y
confiarse, con todos sus hábitos vitales, a un gobierno extraño y leyes
nuevas, contiene la emigración de capitales. Este sentimiento,
que yo sentiría ver debilitado,
induce a la mayoría de hombres propietarios a verse satisfechos con una
tasa menor de beneficios en su país, en lugar de buscar un empleo más
ventajoso de su riqueza en naciones extranjeras”. (Las cursivas son
nuestras).
[22] Es un ejemplo clásico de Henry Hazlitt. Ver su
Economics In One Lesson, nueva ed. (New Rochelle, Nueva York: Arlington House Publishers, 1979), Capítulo XI, publicado en España como
La economía en una lección (Madrid: Unión Editorial, 1996).
[23]
Los trabajadores estadounidenses de los que se podría esperar que
produjeran exportaciones han producido en su lugar bienes comprados con
fondos generados por la inversión extranjera.
[24] Fuente de los datos de la tabla Oficina de análisis económicos,
U.S. International Transactions, 1960-present,
XLS, Fecha de creación de la tabla: 13 de marzo de 2006, fecha de publicación: 14 de marzo de 2006.
[25] Esta conclusión se confirma en el
New York Times
del 29 de abril de 2006. En él, en un artículo titulado “Los bosques
del Sudeste Asiático caen ante el hacha de la prosperidad” (“Forests in
Southeast Asia Fall to Prosperity’s Ax”), se puede leer “Sobre todo,
Indonesia dice que espera que China invierta 30 mil millones de dólares
en la próxima década, un gran inyección de capital que contrasta con la
declinante inversión de las empresas estadounidenses aquí y en toda la
región”. Es más significativo que, de acuerdo con la Asociación China
del Hierro y el Acero, se espera que China produzca este año 277
millones de toneladas de acero. En Estados Unidos, la producción actual
de acero es de sólo unos 100 millones de toneladas al año.
[26] Más adelante se explica con más detalle como se promueve en esos casos la acumulación de capital.
[27] Ver más arriba la explicación de Ricardo sobre la acumulación de capital.
[28] Para una explicación completa del proceso de acumulación de capital, ver
Capitalism, páginas 622-642.
[29] Ralph E. Gomory y William J. Baumol,
Global Trade and Conflicting National Interests (Cambridge, Massachusetts: MIT Press, 2000). En adelante, nos referiremos a este libro como “Gomory y Baumol”.
[31] Ver Ibíd.., páginas 21-166 pássim.
[32]
Además de en el mismo título del libro, aparecen repetidamente en él
alusiones explícitas al conflicto en el comercio internacional. Ver por
ejemplo, las páginas 4, 9, 10, 24, 26, 32, 36, 52, 58, 61, 63, 68, 72,
99 y 107.
[33]
La frase completa en la que aparecen estas palabras es “Aunque la
porción de la renta mundial lo que más importa en nuestro modelo
(independientemente de la identidad de la industria que contribuya a
ella), las empresas que podrían establecer una posición sostenible
serían las que ofrecieran las mejores perspectivas de ganancia a largo
plazo en la porción. Ibíd., página 64.
[35]
Para una explicación completa de la armonía de intereses que representa
la competencia económica y una refutación de las tesis opuestas, ver
Capitalism,
páginas 343-374. Estas páginas incluyen una explicación de por qué
incluso individuos que pierden fortunas invertidas como consecuencia de
la competencia siguen obteniendo grandes ganancias por su misma
existencia.
[36]
Ver más arriba el estudio sobre el incremento en la cantidad de dinero
que bajo un patrón oro acompañaría al incremento de la producción
global.
[37] Ver, por ejemplo, Gomory y Baumol, páginas 25, 144, 147 y 154-156.
[41] Ibíd., páginas 25 y 96. Ver también páginas 97 y 183, nota 3.
[42]
No es sorprendente que el archikeynesiano y crítico de la libertad
económica, Paul Samuelson, entienda de forma totalmente errónea estos
hechos y explique la anterior prosperidad especial de los Estados Unidos
suponiendo que simplemente los estadounidenses habían nacido con un pan
bajo el brazo. Escribe: “Históricamente, los trabajadores de EE.UU.
solían tener una especie de monopolio de facto de acceso a los enormes
capitales y conocimientos (científicos, técnicos y de gestión) de los
Estados Unidos. Por decirlo de alguna forma, todos los yanquis habíamos
nacido con un pan bajo el brazo y eso explica en buena medida los
niveles reales históricamente altos de los salarios en el mercado de
EE.UU. para (entre otros) limpiadores, empleadas de hogar, pequeños
empresarios y otros”. Espero que se me perdone cuando digo que la frase
de Samuelson es de una ignorancia tan supina que sólo merece una
respuesta en la línea de una que se hizo popular en una reciente campaña
presidencial, es decir,
“¡es la libertad económica, estúpido!”.
(La frase de Samuelson aparece en su ensayo “Where Ricardo and Mill
Rebut and Confirm Arguments of Mainstream Economists Supporting
Globalization”,
Journal of Economic Perspectives, vol. 18, nº 3, Verano de 2004, página 144).
[43] Gomory y Baumol, página 7.
[45] Cfr. ibíd., página 6.
[46] Para un desarrollo de este punto, ver
Capitalism, páginas 98 y siguientes.
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